Hoy domingo ha terminado el Almería la XIX edición de FICAL. Durante este fin de semana se ha podido asistir en nuestra ciudad a conciertos,...

Tirando piedras sobre tu propio tejado


Hoy domingo ha terminado el Almería la XIX edición de FICAL. Durante este fin de semana se ha podido asistir en nuestra ciudad a conciertos, cines y museos. Por supuesto, antes de las seis de la tarde, todos los que han querido se han tomado unas cervicicas con sus tapicas. La vida, con muchas diferencias, sigue su curso para todos. Menos para los capillitas. Parece ser que las hermandades no pueden continuar con su devenir. Y lo peor es que somos los propios cofrades los que estamos empeñados en que esto se pare.

Muchas declaraciones huecas de estas como "de esta salimos más fuertes" o "hay que convivir con el virus" o "no podemos pararnos por esto". Pero la realidad es que sí que nos estamos parando y es solo porque queremos pararnos. Los cofrades, desde que el mundo es mundo, nos empeñamos en boicotearnos a nosotros mismos.


No se trata de ser locos, ni de ser negacionistas, ni de empeñarnos en hacer lo que no se puede. Todos (cofrades o no) debemos seguir las indicaciones de las autoridades y, sobre todo, ser prudentes. Pero el problema es que las más de las veces somos más papistas que el papa y nos empecinamos en ser lo más de lo más en cuanto a prohibiciones. Nos pasamos de la raya. La pregunta es clara: ¿es que los cofrades somos los más tontos de la sociedad?; ¿es que no estamos preparados para hacer las cosas como hay que hacerlas?; ¿es que somos unos ceporros y todo lo hacemos mal?


La pandemia se comió la mitad de la Cuaresma y la Semana Santa de este año. Luego hizo lo propio con todas y cada una de las salidas programadas para los meses posteriores. Era algo normal. Salir a la calle era y es complicado. De hecho, muchos cofrades ya asumen que no habrá procesiones en la próxima Semana Mayor, esgrimiendo el falaz argumento del "si no se sale como siempre se ha salido, no se puede salir" (como si no hubieran evolucionado las cofradías a lo largo de toda su historia, como si las procesiones no se hubieran ido adaptando al devenir de los tiempos). Este simplismo bien merece otra entrada que vendrá pronto, aunque ya conocen cuál es mi postura al respecto.


Así que nos ha tocado (por ahora) quedarnos en el interior de los templos. Pero parece que esto no es suficiente. Ahora ya es mejor no hacer nada dentro de las parroquias. El argumento es el de siempre: mejor no correr riesgos. Porque somos tontos y no sabemos hacer las cosas, claro. No sabemos guardar las distancias, ni desinfectar, ni controlar los aforos, ni nada de nada. Y siempre vamos más allá de lo que marcan las autoridades. Empezó el propio obispado obligando a cerrar los templos a las ocho de la tarde (dos horas antes de que usted y yo tengamos que estar en casa). Y la medida cayó en las parroquias de dos formas: en unas los curas han aprovechado para cambiar horarios y multiplicar las Misas para que los fieles se repartan y en otras los sacerdotes han preferido cerrar toda la tarde toda la semana y dejar a barrios enteros sin Eucaristías vespertinas. ¿Alguien puede explicar esta decisión? Como este Gobierno no nos cierra los templos, ya estamos nosotros mismos para hacerlo.


Y, claro, ¿cómo vamos a ser nosotros los cofrades menos que el obispo? Pues vamos a ir dejando de hacer cosas también en los templos. Lo primero que fuimos teniendo noticia fue de algunas hermandades que decidían no montar altares para sus cultos (¿por?). Y luego han ido llegando suspensiones de Misas de hermandad y pregones. Llama la atención ante la masiva afluencia que siempre han tenido estos actos en la Almería cofrade.


Sigamos así. Abracemos ese argumento del "ya vendrán años mejores" y vayamos metiendo nuestra fe en casa, mientras vemos como las cofradías poco a poco van muriendo por desidia, por no saber adaptarnos a las nuevas condiciones, por creernos más papistas que el papa o los más tontos del mundo. Luego a ver cómo volvemos a la normalidad y a ver cómo volvemos a llevar a nuestros hermanos a las cofradías.

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